Mejorando la Raza
Claudia Coca, 2000

“Mejorando la Raza” da una mirada al problema racial, no del lado del racismo visto como ejercido por otro, sino más bien al racismo practicado y sentido por uno mismo hacia sí, a lo que llamaremos autoracismo de la sociedad peruana.
Son varias las formas en que es sentido y se practica nuestro autoracismo. “Todos los peruanos somos cholos” o “el que no tiene de inga tiene de mandinga” son refranes populares usados cuando se habla del colectivo, pero negados cuando son aplicados al individuo. Para el mestizo, que tiene interiorizada la creencia de superioridad de la gente blanca, es muy difícil aceptarse como cholo ya que este término señala sus características raciales. Existe en consecuencia una negación racial de parte del mestizo que cae en la imposibilidad de reconocer el propio rostro en el espejo.
La frase “mejorando la raza” es aplicada comúnmente cuando una persona mestiza tiene o desea tener hijos con una persona blanca o blanquiñosa, con lo que se supone la obtención de una descendencia mejorada. Esta es una forma de realizar sus sueños a través de los hijos, no sólo los sueños de una prosperidad profesional para ellos, sino también los de ser personas más claras y por lo tanto bellas.
Aún tras esta supuesta mejoría generacional, “la mancha” o “el lunar” de color azul verdoso es un rasgo que se encuentra en algunas personas de descendencia andina,  que suele estar en el lado superior derecho del coxis. Los adultos mayores solían buscar esta mancha en sus hijos y nietos, cuando no la encontraban respiraban tranquilos, ya que encontrarla en sus descendientes era motivo de vergüenza. Esta práctica era una forma de no reconocer en uno mismo las evidencia de una ascendencia negada.  En los últimos años esta práctica casi ha desaparecido en las ciudades, ya que esta mancha aparece muy rara vez, y cuando aparece ya no se cuestiona sobre el asunto, por no tener información sobre ello. La gente que ha escuchado sobre el tema, piensa que solo era un mito que provenía de las fantasías de los ancianos. En provincias es posible que sigan con este hábito.
Otra práctica que también fue común, era la costumbre de mandarse a confeccionar los llamados “monos”. Estos bromuros intervenidos al óleo son fotografías en sepia coloreadas haciendo cambios en la ropa, los peinados, el fondo, pero principalmente en los rasgos raciales de la piel en imitación de la apariencia de una persona blanca. Esta práctica casi ha sido relegada, ya que la fotografía se ha vuelto muy accesible, y sus resultados son tan inmediatos que la imagen se ha vuelto cotidiana y por lo tanto asimilada con más naturalidad. Sin embargo hay casas fotográficas que al revelar predeterminan el resultado final, calibrando las máquinas de copiado automático para obtener una imagen más clara. Para trabajos más detallados se recurre al  “photoshop”.